¿Cómo mejorar tu productividad laboral?

No tienes por qué quedarte a trabajar hasta tarde para alcanzar tus metas laborales, la clave está en administrar el tiempo para mejorar, en consecuencia, tu productividad laboral.

Y que quede claro que estar ocupado no es sinónimo de ser productivo. Es posible entregar proyectos en tiempo y forma sin llevar tu cuerpo al límite. Todo está en cambiar la mentalidad del trabajador, pero, primero, de la persona.

La productividad laboral toma en cuenta la relación entre los recursos que se invierten y los resultados de los mismos, de modo que experimentar agotamiento o el famoso síndrome de burnout no es normal.

Consejos prácticos para mejorar tu productividad

Asumo que haces algo que te gusta porque, de lo contrario, el camino hacia la productividad laboral puede ser mucho más largo. Concentrémonos en la cantidad de trabajo provechoso que puedes hacer mientras la pasas bien. ¡Toma nota!

Madruga. Sí, puedes aprovechar esa media hora extra cada día para cuidar de ti y es que esa es justo la clave para equilibrar vida personal y trabajo. Si ya hiciste ejercicio, desayunaste de forma saludable y tuviste tiempo hasta de meditar, tu jornada laboral será mucho más llevadera.

Haz un descanso activo. O varios. Un turno de 8 horas es mucho más pesado cuando decides ni siquiera pararte de tu silla. Sin embargo, darte varios breaks (de 10 o 15 minutos) para sencillamente respirar profundo, estirarte o contemplar la vista desde tu oficina, te ayudará a despejar la mente rumbo a la productividad laboral.

Planifica tu jornada. Aprende la diferencia entre lo urgente y lo importante. Las segundas no tienen una fecha límite y, por lo tanto, puedes moverlas en tu agenda con más libertad. Escribe cada mañana tus metas y ve palomeando cada tarea completada, al final del día estarás más tranquilo.

De más a menos. Es decir, empieza tu turno dándole duro a esas tareas complicadas, las que te provocan pereza, así tendrás energía mental el resto del día para hacerle frente al resto de los retos. Las tareas rutinarias puedes hacerlas con más calma por la tarde. Así alcanzarás la deseada productividad laboral.

Aprende a decir que no. Este es un hábito que impactará hasta en tu vida personal. Si te piden un favor en la oficina y estás full de trabajo, la respuesta es “no”, “no puedo”, así, sin culpas. Tienes que aprender a poner límites saludables y privilegiar unas tareas por sobre otras.

La productividad laboral es más un estilo de vida que un objetivo por alcanzar. Esfuérzate por encontrar el punto medio entre tu jefe te pide y lo que tú necesitas. Se puede, claro que sí.