¿El celular y tú son uno mismo? Así está dañando tu salud

El celular es nuestro compañero de batalla, nuestra fuente de información y también la solución al aburrimiento, sin embargo, también es el principio de una relación muy tóxica (peor que la que tuviste con tu ex).

Resulta que estudiosos de la Universidad de Nottingham Trent en Reino Unido, se dieron a la tarea de descubrir cuántas veces al día revisamos nuestro celular y te vas a ir para atrás con el resultado.

En un día cualquiera, vemos el celular un aproximado de 85 veces, el equivalente a 5 horas, insisto, en un día común y corriente; en tiempos de coronavirus, seguramente la cifra se disparó dramáticamente.

Todo ese tiempo con un smartphone en mano trae consigo, además del evidente aislamiento, varios problemas de salud física y mental. Te va a pasar factura y, quizá, más temprano que tarde.
Para empezar, cuando usamos el celular en exceso, solemos hacerlo encorvados, entonces viene el dolor muscular y el síndrome del cuello roto. Como consecuencia de esta mala postura, podemos experimentar sensación de opresión en el pecho y, por lo tanto, dificultad para respirar.

Además, según un estudio publicado en Cuadernos Médicos Sociales en Chile, al pasar tanto tiempo agachados se eleva la temperatura superficial de la cabeza y, con esto, el riesgo de desarrollar linfomas.

Por supuesto, hay que tomar en cuenta que la vista cansada y borrosa es parte de las consecuencias de pasar largas horas frente a una computadora, un celular o cualquier otro dispositivo digital.
Y así como hemos desarrollado la habilidad de escribir rapidísimo en el teléfono móvil, también podemos acarrear tendinitis, la inflamación de los tendones que unen a los músculos con los huesos.

Aún más grave, el Consejo Nacional de Protección Radiológica en Reino Unido, afirma que los niños menores de 8 años están especialmente expuestos al celular y tablets, por lo tanto, a las radiaciones que emiten y que penetran con mayor facilidad a su cerebro que apenas se está desarrollando.

Y aunque no se trata de satanizar a los teléfonos inteligentes, pues son una poderosa herramienta para la vida moderna, hay que tomar conciencia sobre su uso. Más face to face y menos Facebook.
No ser un esclavo del celular es posible, saludable y muy necesario.