Guerra expulsó de casa a 5 millones de niños

EXCELSIOR

NUEVA YORK.

De los 7.5 millones de ni­ños ucranianos, dos tercios están despla­zados a raíz de la in­vasión rusa, aseguró el Fondo de Naciones Unidas para la Infan­cia (UNICEF) ayer.

Es decir, cinco millones de niños han dejado su hogar por la invasión que comenzó el pasado 24 de febrero.

Hay familias que han en­terrado a sus niños sin do­cumentación formal, sin despedida adecuada y esto supone cientos de padres que se ven consumidos por el dolor y la pena”, lamen­tó James Elder, portavoz de UNICEF.

Los niños, además de mo­rir, resultar heridos, despla­zados o refugiados, también sufren los efectos colaterales de los ataques, por ejemplo a las infraestructuras.

En este sentido hay que mencionar los ataques a es­cuelas o centros educativos, agregó Elder.

En este panorama, la agencia especializada en ni­ñez alertó que es necesa­rio reforzar el seguimiento a niños que no se encuen­tran con adultos que no son sus padres o tutores legales y también garantizar que cual­quier iniciativa de acogida sea coordinada por las auto­ridades competentes.

Además, llamó a pensar en medidas más estables y a largo plazo para normalizar la vida de las personas refu­giadas, como la derivación de residencias u hoteles a pi­sos o recursos más estables, poner en marcha estrategias de integración laboral con implicación de entidades lo­cales y empresas e ir más allá de la escolarización ágil y lo­grar que las escuelas sean entornos protectores en los que los puedan recibir apoyo psicológico.

A esto se suman los peli­gros de los desplazados de la guerra de Putin, en cuanto al riesgo de caer en redes de trata y explotación.

Sabemos que hay redes de trata de personas que es­tán en activo, cazando a re­fugiadas ucranianas y niños para explotación sexual y violencia sexual”, dijo Daniel Timme, del equipo de UNI­CEF de Respuesta a la Emer­gencia de Ucrania, quien se encuentra en Polonia.

Además, en los puntos fronterizos de los países de acogida y a lo largo de las rutas con mayores flujos de migración, UNICEF y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cuentan con 21 si­tios de vigilancia especia­lizada, conocidos como los Puntos Azules.

“ESTAMOS ESPERANDO PARA SALIRDE MÉXICO”

Cansados, bajo las carpas blancas, se escuchan los ecos de la guerra desatada por Rusia en Ucrania, ante la incertidumbre de no saber qué les espera al otro lado de la frontera. Un lugar pro­visional, para muchos per­manente. La espera es larga y la incertidumbre aumenta cuando, según datos de la organización de voluntarios que gestiona el campamen­to en México, que lleva por nombre United with Ukraine, el 40% de quienes yacen ahí son niños.

Dejaron atrás Ucrania para llegar a Iztapalapa, a un espacio cubierto de lonas, entre colchonetas, mantas, ropa y juguetes, y la solidaridad de vecinos que donan alimentos y pro­ductos de higiene básicos a este grupo de ucranianos, que poco o nada entienden el español, pero que con una mirada de gratitud lo devuelven todo.

A sus escasos 18 años, Bianca reconoce que su vida en su natal Ucrania ha terminado. Golpeada por la guerra y por todo aquello que deja atrás, sabe que no hay camino de vuelta.

Mi vida en Ucrania ya terminó, ya no puedo re­gresar a esa vida, muchas personas murieron y no entiendo por qué”.

Tatiana, una madre pre­ocupada por el futuro de sus gemelas, ha perdido la esperanza luego de que no se cumpliera la promesa de que ayer partirían rumbo a Estados Unidos.

Sólo estamos esperan­do que nos autoricen salir de México… tenemos algu­nos problemas con los do­cumentos, debimos haber salido hoy”.

Y como éstas, son muchas las voces que hoy resuenan entre las carpas de este campamento im­provisado, en el que 572 ucranianos, entre niños, niñas, mujeres y adultos, permanecen a la espera de continuar su ruta hacia EU; testimonios presentados anoche en el noticiero con Ciro Gómez Leyva.