Hastío social: la nueva normalidad de las relaciones

Los primeros días de cuarentena, todos nos extrañábamos, pero ahora que poco a poco nos volvemos a ver, parece que algo se rompió. Y esto, dicen los expertos, es una señal de hastío social.

Mientras algunos decían que debíamos aprovechar la pandemia para ser más productivos, otros abogaban por, sencillamente, sobrevivir. Ahora están los que presionan para volver a clases y los que creen que es un acto de irresponsabilidad.

La sociedad se polarizó y estamos separados no solo físicamente, también emocionalmente. Nos acostumbramos tanto a estar alejados que ya hasta se siente como algo natural. Hay hastío social, pero también trastornos mentales.

Y es que no podemos perder de vista que compartir con otras personas es lo que ayuda a reducir el estrés e, incluso, los riesgos relacionados con las enfermedades del corazón. No es algo de lo que podemos prescindir.

Nos cansaron los chats tóxicos de WhatsApp, ya no sabemos cómo convivir en la oficina y hay quienes prefieren ya no dar ni besos ni abrazos. Son solo algunos síntomas del peligroso hastío social.

No es que sugiera que nos olvidemos de la sana distancia, pero el deseo de volver a estar juntos es lo que mantiene nuestra calidad de humanos. Ahora las emociones están muy exaltadas y hacemos todo mucho más grande de lo que es.

La pandemia saco lo peor y lo mejor de nosotros. Están los que pelean por todo en los grupos de Facebook y los que postean reflexiones acerca de cómo esta pandemia nos cambió. Adivina qué pesa más, sí, el hastío social.

Juan Antonio Roche Cárcel, presidente del Comité de Sociología de las Emociones de la Federación Española de Sociología (FES), a quien el periódico El País cita, asegura que hay un estado de apatía social generalizada.

Y aunque España representa solo una muestra de lo que podría estar pasando en todo el mundo, nada es más importante que volver a conectar con quienes nos rodean. El hastío social nos está haciendo daño y no solo como comunidad.