¿Te quedaste sin empleo en mitad de la pandemia? Aprende a afrontar este trago amargo

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOEN), hasta diciembre del año pasado, 2.5 millones de personas se quedaron sin empleo en México debido a la pandemia por COVID-19. El numero siguió (y sigue) incrementando. Se ha vuelto el pan de cada día, pero no por eso es un momento fácil de atravesar.

Primero que todos, dejemos claro que toda pérdida implica un duelo, sobre todo uno de este tamaño. Y es que junto con la pérdida de empleo, de desvanecen planes de carrera, se posponen sueños y se cambia, abruptamente, un estilo de vida.

Etapas del duelo

 

  • Negación. No te permites sentir, haces como que no pasa nada, sobre todo por no preocupar a quienes te rodean.
  • Cuando caes en cuenta de todo lo que perdiste junto con tu empleo, explotas, gritas, estás enojado y, seguramente, también frustrado.
  • Negociación. Es ese momento en el que le pides a la vida (o a un ser supremo) que te devuelva tu trabajo a cambio de tal o cual condición.
  • Depresión. Cuando las deudas empiezan a acumularse, llegas a tu límite y te sientes sobrepasado por la pérdida de empleo.
  • Aceptación. Por fin puedes verlo con otros ojos, quizá aún te duela pero sabes que pasará, que otro trabajo llegará.

 

En busca de opciones

Hay, por lo menos, dos formas inmediatas de tomar acción: la primera de ellas consiste en solicitar el retiro por desempleo de tu AFORE (si eres asalariado). Puedes obtener hasta 30 días de tu último salario base de cotización con tope a 10 veces el salario mínimo mensual general vigente.

La otra manera de equilibrar tu economía es a través de los programas de apoyo gubernamentales. En la CDMX, por ejemplo, el gobierno capitalino entrega 1,500 pesos al mes por dos meses, a las personas de entre 18 años y hasta los 67 años 11 meses, que hayan perdido su trabajo a causa de la crisis por COVID-19.

 

¿Cómo hacer para sentirme mejor?

 

  1. No eres un empleo. Es verdad que es tu trabajo y el salario que recibes por él es lo que te permite vivir tranquilamente, pero en ese puesto estabas ‘solo’ cumpliendo con un rol. Eres mucho más que lo tienes o aquello a lo que te dedicas.
  2. Permítete sentir. La pérdida de empleo no es cosa fácil, dale tiempo al tiempo. Acepta y gestiona, incluso, las emociones más desagradables.
  3. ¿Y ahora qué sigue? Tras atravesar el duelo, estudia tus opciones. Quizá quieras dedicarte a lo mismo y buscar trabajo en redes o, de plano, cambiar de giro. Sin duda, para cualquiera de estas opciones, vale la pena hacer networking, construir una red de contactos que traiga consigo oportunidades.

 

Una pérdida de empleo es un trago amargo, un momento duro para cualquiera, pero nada es para siempre, estarás bien y, en el mejor de los casos, serás una persona resiliente que, con esas nuevas aptitudes, sea capaz de construir la vida de sus sueños.