En murmullo Huitzilac

Las actividades cotidianas de los habitantes de Huitzilac regresaron en murmullo después del operativo para destruir aserraderos clandestinos, realizado por las fuerzas federales el pasado 7 de diciembre.

La mayoría de los jóvenes de la localidad, con estudios de secundaria y del tecnológico, suelen ser la presa de los talamontes y aserraderos clandestinos, que jamás están en un lugar fijo, si no al interior del bosque.

Los estudiantes salen de los planteles escolares en grupos, los menores de preprimaria y primaria acuden por ellos sus padres, evitan caminar solos y vigilan a “los forasteros”, sobre todo los que llegan en motonetas o en autos que no son de la zona.

Platicar del operativo del miércoles pasado es asunto que evitan los nativos y residentes, quienes al ver un desconocido, hacen llamadas telefónicas o envían mensajes de texto desde sus aparatos de comunicación móviles.

En las oficinas de Bienes Comunales hay reclamos porque “la población (especialmente la de campesinos adultos mayores) estuvo en riesgo de estar en medio de una balacera”.

Pocos salen de sus viviendas, la mayoría aún permanece replegada y solo sale a comprar lo necesario al mercado municipal, el cual permanecía vacío.

El zócalo de la cabecera municipal de Huitzilac, con sus adornos navideños continúa sin ser visitado, mientras que al lado tocan las campanas de la parroquia en busca de la llegada de un feligrés; sin embargo, hay temor entre los habitantes.

El camino hacia el Parque Nacional Lagunas de Zempoala permanece poco transitado, a lo lejos suelen observarse retenes de la Guardia Nacional, quienes revisan conductores, pasajeros y cajuelas de los automotores.